¿Por qué la Orden no se pronuncia públicamente sobre los grandes problemas del mundo, como el racismo, el fanatismo, el hambre…?

Porque esta no es y nunca ha sido su vocación. El objetivo de la Orden Rosacruz AMORC no es cambiar el mundo en base a posiciones que tendrían inevitablemente connotaciones políticas. Es más bien sensibilizar a cada uno de sus miembros sobre los ideales humanistas que puede defender y servir en su vida cotidiana. En efecto, el mejor medio de superar los grandes problemas a los cuales se enfrenta la humanidad es en primer lugar solucionarlos a nivel individual. Si el racismo existe a nivel colectivo, es porque la mayoría de los individuos, incluso si no tienen conciencia de ello, son más o menos racistas. Del mismo modo, si el fanatismo devasta el mundo, es porque la mayoría de las personas aún son intolerantes, incluso en ocasiones si están convencidos de lo contrario.

Esta es la razón por la que la Orden Rosacruz AMORC, más que denunciar públicamente el racismo, el fanatismo y tantos otros males que sufre nuestro mundo, prefiere intentar abrir el corazón de sus miembros y de sus simpatizantes e incitarles a ser fraternales, tolerantes, altruistas, etc. Por lo tanto, es a cada uno ellos a quien corresponde actuar a su nivel para concretar en actos los ideales a los cuales se adhiere. Pero la Orden, como movimiento filosófico, no viene a pronunciarse públicamente respecto a tal o cual problema, ni tampoco decir a sus miembros qué deben hacer individualmente para combatir el odio, la miseria, la injusticia, etc. Son ellos los que deben definir sus propios métodos de acción y asumirlos, no como Rosacruces, sino como individuos y ciudadanos.

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