¿Todas las pruebas son de origen kármico?

En primer lugar, es importante comprender que el karma es el fundamento de nuestra evolución espiritual, en el sentido de que nuestra vida es un encadenamiento permanente de causas y efectos, estando relacionadas la mayor parte a la aplicación de nuestro libre albedrío. Dicho esto, si bien es cierto que todo karma negativo se traduce tarde o temprano por una prueba equivalente, no toda prueba es necesariamente de origen kármico. En efecto, es imposible vivir en la Tierra sin enfrentarse a problemas diversos, pudiendo algunos ser difíciles sin por eso resultar de nuestro comportamiento pasado.

En definitiva, importa poco saber si una prueba es efectivamente kármica o no, pues correríamos el riesgo de culpabilizarnos inútilmente. Cuando se nos presenta, más que especular sobre su origen, es mucho mejor enfrentarla con cuerpo y alma, con la convicción interior de que puede ser superada. De esta manera, la convertimos en una experiencia útil para nuestra evolución espiritual. En último análisis, el karma mismo corresponde a una ley evolutiva y no a un principio punitivo, siendo su objetivo fundamental hacernos tomar conciencia de nuestros errores y guiarlos en el camino del Bien.

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