Miedo y Temor

Por José Fco. Botello

“EL HOMBRE NACE BUENO Y LA SOCIEDAD LO CORROMPE”

Esta frase la expuso Jean Jacques Rousseau plasmado su ideología en un discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres en (1755), y del contrato social en (1762). Proclama el filósofo enciclopedista “El hombre, nace libre, pero se encuentra encadenado por el sistema social, político y religioso”.

Rousseau pensaba que el ser humano es bueno por naturaleza y que se corrompe en su interacción con los otros seres humanos en la sociedad. Que la estructura social que fue creada para servir a sus ciudadanos se ha vuelto tirana y paradójicamente ahora los ciudadanos están al servicio de la estructura.

Somos criados para responder a un proyecto que la sociedad nos ha impuesto. Es muy cierto lo que dice Juan Jacobo Rousseau “que todos nacemos libres, pero realmente no podemos vivir como tal”. Al final del camino todo de una u otra forma somos adiestrados para servir a un resultado que no es el nuestro, sino el de alguien más. Nada ni nadie nos enseña a cumplir con nuestro propósito en la vida, más bien, todos nos enseñan a cumplir con el propósito de algo o alguien distinto al nuestro, un propósito que ha sido elegido para nosotros por la sociedad. Qué curioso, un destino que alguien ha elegido para nosotros, sin consultarnos.

¿Y cómo pueden lograr desviarnos de nuestro propio propósito? Para nadie es un secreto en la humanidad misma ha sido forjada por padres, políticos, maestros y sacerdotes responsables de crear la familia las escuelas el gobierno la iglesia, inclusive los tiempos según el escritor y terapeuta italiano Prem Dayal, “estos extraordinarios personajes son capaces de tomar seres inocentes, confiados, puros, sanos, nobles, íntegros y reflejados para luego transformarlos en neuróticos, pervertidos, enfermos, sádicos, hipócritas, tímidos y llenos de culpa, ambición, celo, envidia, avidez y violencia. ¿No es extraordinario?”.

Este proceso alquímico inverso que en vez de convertir el carbón en diamante convierte el diamante en carbón se realiza a través de un sistema transformador de recompensa y castigo, tal como se entrena a un cachorro y así, en vez de educarnos nos entrenan. La palabra educar contiene la raíz latina “ducere” que quiere decir “guiar” y no “entrenar”. Los que desobedezcan el entrenamiento se arriesgan a la soledad, el desamparo, a la mirada inquisitiva de los obedientes, al exilio, e inclusive la pobreza, obedecer parece la única opción.

Ahora bien, nos queda claro que el sistema de premio y castigo no funcionaría sin su elemento principal “el miedo”. Es precisamente el miedo o temor el que logra milagrosamente que la técnica de entrenamiento pueda funcionar. Pero éste no es un miedo natural, es un temor inculcado, es un veneno que va directo al ego ya que el miedo es una emoción. Aunque la ciencia ha concluido que el miedo natural es una respuesta automática, es un proceso protector frente al peligro y director de nuestra huida, ataque o paralización en caso de peligro, ha sido vital para nuestra supervivencia y que el almacenamiento de recuerdos  de miedo en la amígdala nos protege contra futuros peligros. Queda claro que el miedo natural es nuestro aliado mientras que el miedo inculcado se convierte en nuestro enemigo. Es cierto que  todos sentimos diferentes niveles o intensidades de miedo, aunque frente a la palabra que lo describe, todos interpretamos más o menos lo mismo, el problema se encuentra en poder distinguir si se trata de un mundo o real o imaginario, mejor dicho, un miedo real o inculcado.

El miedo inculcado es miedo al futuro, y este tipo de miedo no es real, ya que se trata de una proyección mental de escenarios y situaciones que nos podrían suceder causándonos daño físico o emocional, por lo que nuestro ego reacciona de forma inmediata. A través de las edades, el envenenamiento mental ha esclavizado, en una forma u otra a millones de seres humanos y torturado almas de hombres y mujeres de todos los climas y en todas las condiciones. El miedo inculcado ha sido el arma de combate preferida de los primeros y más primitivos gremios humanos. Ha sido un instrumento de tortura y muerte, insidioso, invisible, en manos de sabios e ignorantes, de ricos y pobres, aun de los que fingen  de inocentes o poderosos. Ha sido el “medio hacia un fin” en manos de gente con mente perversa, de políticos, médicos, sacerdotes y clérigos, de caballeros de industria, de extorsionistas y amigos falsos. Ha sido el estandarte de poderío de aquellos que se proclaman como caudillos de las reformas sociales, de la prensa y los medios de informáticos. En conclusión, es la divisa sutil y maléfica de millones de hombres y mujeres, que bien pueden estar o no al corriente de su fuerza y potencial fulminante y aniquilador.

¿Recuerdan la fábula del temor? “Cuenta una leyenda hindú, que el espíritu de la peste pasó junto a un sabio gurú quien le preguntó ¿a dónde vas? Voy a la ciudad más cercana a matar un centenar de personas, respondió el espíritu. Más tarde el gurú escuchó que en la ciudad habían muerto miles de personas. Al pasar el espíritu de la peste nuevamente junto al gurú en su camino de regreso, le dijo. Me mentiste al decir que cien personas iban a morir de peste. No te mentí, respondió el espíritu de la peste, yo solo maté a cien, el resto murió de miedo”. Está demostrado que el miedo a hace más daño que la causa real que lo origina.

El miedo produce en nuestro subconsciente un estado  permanente de envenenamiento mental. Según el Dr. Harvey Spencer Lewis en su libro El Envenenamiento mental “A través de las edades, el envenenamiento mental ha esclavizado, en una forma u otra a millones de seres humanos y torturado almas de hombres y mujeres de todos los climas y en todas las condiciones”.

“El envenenamiento mental ha sido el arma de combate de las primeras y más primitivas criaturas humanas.” “Ha sido un instrumento de tortura y muerte, insidioso, invisible, en manos de sabios e ignorantes, de ricos y pobres, de altos y bajos, aun de los que fingen de beatos y de santos.” “Ha sido el “medio hacia un fin” en manos de potentados y gobernantes de mente perversa, de médicos y magos, sacerdotes y clérigos, de caballeros de industria, de extorsionistas y amigos falsos.” “Ha sido el emblema de poderío de aquellos que se proclaman como caudillos de las reformas sociales y de los estafadores organizados.” “Es, en fin, la divisa sutil y diabólica de millones de hombres  y mujeres, que bien pueden estar o no al corriente de su fuerza y potencial aniquilador”.

El miedo es el resultado de una preocupación por los efectos negativos que pueden producir en nosotros circunstancias conocidas o desconocidas. El miedo producto de un razonamiento  correcto es un arma de defensa de nuestro Ser y es indispensable para nuestra supervivencia. En otras palabras, se trata de una emoción que nos da nuestra mente ante una situación determinada. Nos lleva a reaccionar en la forma que él cree que es necesario reaccionar para que podamos sobrevivir y súper con éxito dicha situación. Sin embargo, el miedo no siempre se basa en algo que tiene sentido y nos llega simplemente porque suponemos o creemos que una situación puede hacernos daño. Este tipo de temor es un obstáculo para la evolución, ya que frena  el deseo innato del Ser por lo que no conoce. Por otra parte, la presencia del miedo o temor bloquea instantáneamente la capacidad de percepción de nuestros centros psíquicos.

La duda es el primer obstáculo que debemos superar para vencer el miedo infundado o inculcado. Con esto no quiero decir que debemos suprimir las dudas que pueden surgir de algún acontecimiento particular. Me refiero a la duda que se genera cuando tu mente y tu cuerpo no están en armonía, la duda que se te presenta cuando te sientes engañado en alguna parte de tu vida. La duda que sentiste en tu infancia cuando te dijeron no toques eso, no subas ese árbol, o quizás simplemente de dijeron no hables. Esa duda que se presenta entre ser travieso y ser obediente, que luego se transforma en miedo o temor y te acompañará el resto de tu vida. Es una duda que surge del respeto a la autoridad, a la disciplina en contradicción a nuestro propio razonamiento, la cual se manifiesta como como una resistencia y luego como miedo o temor. El camino del éxito comienza con descubrir nuestros miedos e ir más allá por el camino de la valentía. Según el doctor David Hawkins el miedo se vence con el deseo como parte del proceso de elevación del nivel de consciencia.

El Kybalion a través de su filosofía hermética nos enseña: «Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.» Para lo cual el miedo es una emoción y como tal también tiene su opuesto, el amor. El amor y el miedo son la base de todas nuestras otras emociones. Esto es muy importante comprenderlo, ya que, al ser capaces de encontrar la emoción opuesta, a la que estamos sintiendo en determinado momento, podremos entonces manejar de manera efectiva nuestros sentimientos presentes y pasar de una emoción a otra si así lo deseamos.

Como seres humanos podemos actuar de manera emocional o de una manera racional lo cual es muy correcto de acuerdo a las circunstancias, aunque como muchas veces tendemos a actuar de forma emocional más que racional, lo que en ocasiones nos puede acarrear problemas. Por lo que si aprendemos a diferenciar entre lo que es miedo y lo que es el amor, podremos dominar nuestras emociones en vez de que ellas nos dominen a nosotros. De nuestros maestros del pasado nos han llegado las enseñanzas esotéricas y ocultas fundamentales que han influenciado tan fuertemente las filosofías de todas las razas., naciones y gentes, por varios miles de años siendo una de ellas el principio de que el amor y el miedo no pueden existir al mismo tiempo. Si elegimos uno, automáticamente excluiremos al otro. De esta manera si logramos saber cuáles emociones se basan en el amor y cuales emociones se basan en el miedo, entonces sabremos cual es nuestra mejor opción cuando nos encontramos ante una emoción de temor o miedo.

Es nuestra decisión estar en un estado de felicidad, en un estado de ánimo que nos da satisfacción. Quien está feliz se siente  bien, contento y complacido y puede experimentar la vida a través de la alegría, el placer o la dicha debido a la ausencia de miedo o temor. Lo mismo sucede con la  empatía, que es la capacidad de poner en el lugar del otro y saber lo que tiente e incluso lo que puede estar pensando, pero  únicamente lo podríamos experimentar si logramos erradicar el miedo. La ausencia de amor nos trae, pena, que es una emoción donde nos surge la creencia de las cosas están mal o son injustas, o la apatía que es une estado de desinterés y falta de motivación., lo mismo sucede con la vergüenza, la ira y otras emociones negativas.

Concluyo este mensaje con las sabias palabras del doctor Harvey Spencer Lewis, “Hay una sola  manera para que cada individuo elimine de su consciencia la influencia del miedo. Es, ante todo, familiarizarse con los principios fundamentales de la vida y estableciendo en la mente y en el corazón una convicción firme de que todas las actividades del universo son esencialmente constructivas y buenas y de que solamente nuestro ángulo especial o punto de vista personal con respecto a algunas de estas fuerzas y funciones del universo es los que las hace tener la falsa  apariencia de ser destructivas”.

Por José Fco. Botello – Gran Maestro de la Gran Logia de Habla Hispana para las Américas

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